Necesito verte. Es una tontería, pero no estaba yo como para recibir un no por respuesta. Me armé de valor para escribir esta simpleza en el móvil. La respuesta no tardo en llegar. A la noche donde siempre. ¿Estás bien, princesa? No, estoy cansada, triste, borracha y sola. Además llueve - que no soy dramática ni nada cuando me pongo-. Cogí esa habitación, donde siempre. Apuraba la botella de vino, metida en mi propia tristeza cuando llamó a la puerta. Nada más verle me lance a que llenara ese vacío.
Follame.
Tranquila, esta noche me quedo contigo.
Hay gente que te hace sentir bien, y él es uno de ellos, sin complejos, sin preguntas, sin explicaciones. Si me necesita voy, si le quiero ver viene. Hemos llegado a un acuerdo rollo Willy Fock o el equipo A. En fin, hay algo, una conexión, que le hace saber qué es lo que quiero. Igual solo es que con él me siento libre de pedir, de desear.
Me ha besado justo como lo necesitaba y como el lo hace tan bien. Esa mezcla de ternura y pasión que me derrite. Se ha quitado la camiseta y me ha ayudado a que me la quitara yo, me ha abrazado haciéndome levantar los pies del suelo. Casi hasta dejarme sin respiración. Me ha tumbado en la cama y ha empezado a besarme toda la piel que quedaba al descubierto, dejándome a cada beso la carne de gallina. De repente me han entrado una ganas locas de llorar, pero sus manos han expulsado fuera todo ese sentimiento. Sus manos.
Sus manos se movían de mis caderas a mi cabeza y no he podido resistirme y he metido sus dedos en la boca, los he succionados como si fuera su polla, justo cuando su boca buscaba mis tetas al otro lado del sujetador. Me ha girado y se ha sentado en mi culo, sujetándome las manos por las muñecas en la espalda. Su pecho me rozaba la espalda y su aliento jugaba con mi oído. Joder cuando te pones asi Lola, joder. No le he dado tiempo a continuar, he intentado girarme, pero no me ha dejado. Ha metido las manos debajo de mi pelvis para desbrochar el pantalón y me lo ha arrancado junto a las bragas. Ya estoy desnuda, desnuda y desarmada. Me ha magreado el culo, lo ha contemplado, acariciado, besado. Me ha derretido. He conseguido darme la vuelta y se ha metido entre mis piernas, una mano en mi ingle me impedía cerrarlas, su lengua se movía certera, a veces blanda, otras dura intentando introducirse en mi.
El ritmo era brutal. Me he corrido. Pero no me ha dado tiempo a nada. En cuanto lo ha notado, se ha arrodillado, llevándome con él, manejando mis piernas para dejarme sentada, penetrada encima suyo. Suave, lento, sin prisas, he notado cada pliegue, me he abandonado al placer, como una muñeca rota al ritmo de sus movimientos, no se cuanto tiempo hemos estado asi. El ritmo cada vez se hacía más fuerte, las embestidas mas profundas, nos hemos puesto muy locos, su pelvis cada vez daba golpes más secos, que a mi me llegaban mas al fondo. Se ha vuelto loco, me ha vuelto loca. Empezaba a notar el orgasmo, pero quería mantenerlo, no llegar. Me corro, Lola. Eran las palabras que necesitaba para ceder a lo que mi cuerpo quisiera. Los dos a la vez, retorciendonos. Inundados el uno del otros, sudandonos.
Hemos estado abrazados un buen rato. Como queriendo ser uno. Y luego otro buen rato hablando, riendo y por fin, durmiendo. A las 8 ha sonado su despertador, una de Eddie Vedder, ahí que joderse. Este tio mola.