Anoche nos acostamos tarde. Hacia muchísimo calor, tanto que no parábamos de sudar así que nos pusimos cada uno en una punta de la cama y nos dimos las buenas noches con un beso lanzado al aire y una sonrisa.
No se que hora sería cuando abrí los ojos, pero miré por la ventana y sólo entraba oscuridad. Me había despertado porque Alvaro se había pegado a mi espalda y, aunque estaba profundamente dormido, me acariciaba las piernas de esa manera que sólo el sabía.
Entraba una ligera brisa que hacía que el ambiente no estuviera tan caldeado como cuando nos echamos a dormir así que ya no sudábamos tanto. Antes de despertarme, debía estar soñando con él, porque ahora estaba húmeda y mi sexo ávido de su cuerpo. Por un momento pensé en no despertarle, en su compañera de piso, en que en pocas horas tenia que ir a trabajar, en dormirme otra vez y posponerlo hasta mañana, pero me era imposible, ya se había desatado mi cuerpo, cada vez que el se movía en sueños mi respiración se agitaba, mis piernas se abrían y le intentaban rozar, simulando en toques casuales lo que en realidad eran deliberadas caricias.
Se dio la vuelta, momento que yo aproveché para acariciar mis muslos y darme cuenta de que estaba fuera de mi, al borde del orgasmo silencioso. Así que le acaricie el culo, se giro y pude ver que su miembro listo para mi. Él deslizó la mano izquierda entre mis piernas haciéndome soltar un suspiro, esa mano se movía con agilidad entre mi vulva y mi ano repartiendo la humedad. Así, echados de lado, pegado a mi espalda, me penetró. Lento primero, rápido después para final desahogarse dentro de mi. Y así se quedo dormido, dentro de mi.
Hoy no hemos hablado del tema, quizás lo hizo dormido o quizás piensa que la dormida era yo...
No se que hora sería cuando abrí los ojos, pero miré por la ventana y sólo entraba oscuridad. Me había despertado porque Alvaro se había pegado a mi espalda y, aunque estaba profundamente dormido, me acariciaba las piernas de esa manera que sólo el sabía.
Entraba una ligera brisa que hacía que el ambiente no estuviera tan caldeado como cuando nos echamos a dormir así que ya no sudábamos tanto. Antes de despertarme, debía estar soñando con él, porque ahora estaba húmeda y mi sexo ávido de su cuerpo. Por un momento pensé en no despertarle, en su compañera de piso, en que en pocas horas tenia que ir a trabajar, en dormirme otra vez y posponerlo hasta mañana, pero me era imposible, ya se había desatado mi cuerpo, cada vez que el se movía en sueños mi respiración se agitaba, mis piernas se abrían y le intentaban rozar, simulando en toques casuales lo que en realidad eran deliberadas caricias.
Se dio la vuelta, momento que yo aproveché para acariciar mis muslos y darme cuenta de que estaba fuera de mi, al borde del orgasmo silencioso. Así que le acaricie el culo, se giro y pude ver que su miembro listo para mi. Él deslizó la mano izquierda entre mis piernas haciéndome soltar un suspiro, esa mano se movía con agilidad entre mi vulva y mi ano repartiendo la humedad. Así, echados de lado, pegado a mi espalda, me penetró. Lento primero, rápido después para final desahogarse dentro de mi. Y así se quedo dormido, dentro de mi.
Hoy no hemos hablado del tema, quizás lo hizo dormido o quizás piensa que la dormida era yo...